Doble limpieza facial: por qué puede mejorar tu piel.

La doble limpieza facial es un método de limpieza de la piel con el que conseguimos eliminar la suciedad cutánea completamente. Es un paso más avanzado frente a la limpieza simple o convencional en la que usamos un único producto limpiador. Al limpiar el rostro de manera más profunda se pueden notar cambios rápidamente en su aspecto, ya que éste es el paso fundamental de cualquier rutina cosmética. Si la limpieza es eficaz, no sólo mejorará la salud de la piel si no también la eficacia de los pasos que vienen después.

¿Por qué realizar la doble limpieza facial?

A lo largo del día se van acumulando sobre la piel suciedad que proviene de la contaminación ambiental, de los restos de protector solar y maquillaje (si usamos) y de la actividad propia de la piel (grasa, sudor y células muertas). Retirar esta suciedad es importante para:

• Evitar la proliferación de bacterias, éste es el objetivo básico y principal de la higiene.
• Prevenir imperfecciones, como la aparición de comedones.
• Preparar la piel para los siguientes pasos de la rutina.

La suciedad de la piel tiene tanto un componente graso (oleosoluble) como un componente acuoso o soluble en agua (hidrosoluble). La suciedad de tipo graso se arrastra de forma más eficaz con limpiadores en base aceite. Mientras que las impurezas y suciedad soluble en agua, se retirará correctamente con limpiadores en base acuosa o solubles en agua.

Como vemos, la limpieza de la piel será más completa si usamos estos dos productos limpiadores ya que eliminaremos por completo la suciedad sea cual sea su origen o sus características. Nuestro rostro estará más limpio y listo para los siguientes pasos de la rutina.

La doble limpieza perfecta

Para realizar la doble limpieza perfecta tenemos que hacer dos pasos sencillos y que cualquiera puede hacer en casa. Sólo hace falta tener los productos adecuados.

Primer paso de la doble limpieza facial

Empezaremos este ritual de belleza usando un producto limpiador en base aceite. Con él vamos a retirar la suciedad oleosoluble (cosméticos, protector solar o maquillaje) por un mecanismo de disolución. El aceite que forma parte del producto limpiador se unirá a la suciedad de tipo graso y la disolverá mientras realizamos el masaje sobre la piel. Hasta aquí ya estamos haciendo una parte de limpieza, que podríamos arrastrar con un algodón o una muselina. Pero si lo que queremos es una doble limpieza perfecta, lo ideal es que nuestro limpiador en base aceite tenga ingredientes que nos permitan poder retirarlo con agua.

El aceite limpiador de Oriri contiene aceites vegetales que nos ayudan a retirar la suciedad oleosoluble mediante la disolución, pero, además, en su fórmula contiene tensioactivos suaves. Estos tensioactivos hacen que cuando aclaramos el producto con agua éste se transforma en una emulsión ligera. Ocurre la magia.

De este modo, estamos aplicando un aceite limpiador pero al aclararlo se convierte en una leche limpiadora que se retira fácilmente con agua. Con esto conseguimos que no quede residuo graso, sino que la piel queda limpia y acondicionada.

Segundo paso de la doble limpieza facial

A continuación usaremos el limpiador soluble en agua. Éstos en su composición tienen tensioactivos que ayudan a que el agua sea capaz de arrastrar la suciedad de manera eficaz. Si sólo pusiéramos agua, podríamos arrastrar parte del sudor o células muertas (corneocitos desprendidos de la última capa de la piel) pero no sería suficiente. Los tensioactivos (componentes también del jabón tradicional) ayudan a retirar la suciedad por completo por un mecanismo de limpieza de la piel al que llamamos detergencia. Si a este mecanismo añadimos otros mecanismos de limpieza adicionales, el segundo paso de esta doble limpieza será perfecto.

Es el caso del polvo limpiador de Oriri. Este producto lleva ingredientes tensioactivos para realizar la limpieza por detergencia y además lleva polvo de limón, avena coloidal y una mezcla de arcillas. Estos ingredientes aportar una limpieza adicional: por absorción, adsorción y arrastre.

Así, frente a los jabones o geles tradicionales, estaremos retirando las impurezas hidrosolubles (sudor, células muertas y polvo) de manera más eficaz. La piel queda completamente limpia, fresca y suave.

¿La doble limpieza es para todo tipo de piel?

Rotundamente sí. Cada piel es única y por ello hay que conocer bien sus necesidades y elegir los productos que más se adapten a ella. Siempre podemos recurrir al consejo de expertos para que nos orienten, pero vamos a ver algunas ideas que nos pueden ayudar.

Piel sensible

Se trata de un protocolo de limpieza facial profunda pero respetuoso con la piel. Por ello puede usarse tanto en piel normal como en piel sensible. En este último caso hay que prestar atención a los productos que se usan. Habría que evitar aquellos que tengan tensioactivos demasiados agresivos o polvos con partículas excesivamente abrasivas. El objetivo es mantener la integridad de la barrera cutánea.

Las personas con piel sensible disfrutarán sobre todo el primer paso de la doble limpieza facial, ya que los aceites limpiadores aportan mucha suavidad a la piel.

Piel seca

Si lo que nos preocupa es que tenemos la piel seca, también agradecerás usar el aceite limpiador. Y sentir la sensación de hidratación y confort que queda en la piel al retirarlo.

En el caso de la piel seca habrá que poner más atención en la elección del segundo paso del ritual de doble limpieza. Elegiremos limpiadores suaves que no nos dejen sensación de tirantez después de aclarar el producto con agua.

Piel grasa y piel mixta

Si por el contrario, tienes la piel más tirando a grasa la doble limpieza es para ti. A diferencia de lo que se puede pensar, el limpiador en base aceite puede usarse en piel grasa. De hecho con el aceite limpiador se disuelve no sólo la parte grasa de la suciedad que viene de protector solar o de maquillaje, sino también la del propio sebo cutáneo.

El método de doble limpieza proporciona una limpieza más completa de la piel, que es justo lo que necesita una piel de tipo grasa. El segundo paso es imprescindible, ya que nos ayudará a terminar de retirar la suciedad del rostro.

Cuándo hacer la doble limpieza facial

Si hablamos de la limpieza del rostro, hay que hacerlo por la mañana y por la noche:

• Por la mañana: Ayudamos a retirar los restos de la suciedad propia de la piel (grasa, sudor y células muertas) y de los cosméticos que hemos puesto por la noche. Sobre todo es importante si por la noche usamos productos transformadores como el retinol o algún ácido (como el ácido glicólico, el ácido salicílico o similares).
• Por la noche: retiramos la suciedad acumulada durante todo el día (polución, protector solar, maquillaje, sudor, sebo, células muertas) y preparamos la piel para los productos de tratamiento que pondremos a continuación.

Por la noche debemos hacer una limpieza más profunda y es aquí donde entra en juego la doble limpieza facial. Podríamos hacerla también dos veces al día, por la mañana y por la noche, pero cuando es fundamental es en la rutina cosmética nocturna.

Con la limpieza del rostro sobre todo es importante ser constante. Por ello es básico tener productos que nos gusten y nos hagan sentir bien cuando los usamos. El olor, las texturas placenteras y sorprendentes, ese momento de calma es lo que te ofrece la rutina Oriri. 

Escrito por María José Gea, co-fundadora de Oriri.

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