El Cuidado Facial: Ciencia con Ingredientes Naturales

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El diseño de rutinas de cuidado facial cada vez se centra más en la unión de la ciencia y la naturaleza. En la búsqueda de soluciones efectivas para el cuidado facial, la atención se ha desplazado hacia los ingredientes naturales y de origen natural, y con evidencia científica. Cada vez buscamos más esa conexión con la naturaleza a través de los productos que usamos, pero sin perder de vista la eficacia y el respeto al medio ambiente.

¿Por qué funcionan los ingredientes naturales?

La mayoría de los cosméticos que usamos en el cuidado de nuestra piel contienen ingredientes naturales o de origen natural. El motivo es, por un lado, el uso tradicional de las plantas y, por otro, la ciencia que hay detrás. Desde hace siglos hemos recurrido a los ingredientes naturales para cuidar nuestra piel y ahora, la tecnología nos permite aprovechar al máximo su potencial y conocer mejor sus funciones.

Algunos ejemplos:

Encontramos ejemplos muy claros de por qué los ingredientes naturales funcionan en el uso de aceites vegetales. En su composición tienen de forma mayoritaria ácidos grasos que contribuyen al mantenimiento de la barrera cutánea, un aspecto fundamental en la ciencia del cuidado de la piel y en cualquier tratamiento facial. Los aceites vegetales, además, tienen una fracción insaponificable donde encontramos moléculas de gran interés, como las vitaminas (tocoferoles y fitoesteroles) y otros componentes con actividad antioxidante.

También es ampliamente conocida la eficacia de otros ingredientes naturales como el aloe vera, que actúa como humectante e hidratante, o la avena coloidal como limpiador suavizante y calmante. En los productos de tratamiento facial, sobre todo aquellos de cosmética natural, encontramos muchos extractos vegetales con eficacia reconocida como el extracto de caléndula o el de centella asiática. 

Otro grupo de ingredientes naturales muy interesantes por su alta eficacia son los exfoliantes enzimáticos (como la papaína) y los exfoliantes químicos, como los ácidos orgánicos tipo alfa-hidroxiácido como pueden ser el ácido láctico, el ácido málico o el ácido cítrico provenientes, todos ellos, de frutas.

En la formulación de los productos cosméticos que usamos se tiene en cuenta la ciencia del cuidado facial. Se seleccionan ingredientes naturales que funcionan y que aporten a la piel lo que ésta necesita. La selección no es aleatoria, sino que se estudian las propiedades de cada ingrediente natural o de origen natural para quedarnos con lo mejor. 

Ingredientes naturales

Cuando hablamos de ingredientes naturales nos referimos a aquellos que provienen de las plantas, los hongos, los animales o los minerales y que han sufrido un proceso de transformación mínima para llegar a ser utilizados en la formulación de productos cosméticos. Por otro lado, están los ingredientes de origen natural, en los que ya sí que ha habido un proceso de transformación determinado en el que, respetando al máximo los métodos reconocidos en las normas (como la ISO 16128) se obtienen sustancias de gran utilidad tanto como excipientes como ingredientes activos.

En todos los casos estos ingredientes pueden utilizarse para la formulación de productos de cosmética natural eficaces para el cuidado de la piel del rostro.

Los ingredientes naturales, sobre todo aquellos provenientes de plantas, a menudo contienen una amalgama de moléculas como vitaminas, antioxidantes o ácidos grasos esenciales, que juegan un papel crucial en el tratamiento facial. 

Además de la variedad de ingredientes naturales que encontramos entre las plantas, también están los ingredientes de origen mineral, que nos ofrecen un amplio abanico de posibilidades para el cuidado cutáneo facial. Es el caso de las arcillas, que han demostrado su eficacia en la limpieza de la piel formando parte de productos como nuestro polvo limpiador. Las arcillas tienen la capacidad de absorber y adsorber la suciedad de la piel, pero también pueden aportar minerales (como el magnesio, el silicio, el aluminio o el hierro) cuando se usan en forma de mascarilla, un paso imprescindible en la mayoría de rutinas de belleza facial.

Biotecnología en cosmética para el cuidado facial

La biotecnología es una herramienta de gran utilidad para la obtención de ingredientes cosméticos que pueden usarse en cosmética natural. Con la biotecnología se consiguen ingredientes naturales mediante procesos más eficientes que otros de síntesis química tradicional. Todo un ejemplo de mejora de la sostenibilidad en la cosmética natural haciendo uso de la ciencia y la tecnología.

Entendemos por biotecnología “toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos” (Secretaría del Convenio de Diversidad Biológica, 2000). Se puede clasificar la biotecnología según su campo de aplicación, siendo la biotecnología blanca la que aplica para los procesos industriales de obtención de ingredientes naturales para uso cosmético.

En estos procesos a menudo se usan microorganismos como factorías naturales de ingredientes. 

Derivados de algas, enzimas, glicoles, ácido hialurónico o resveratrol son sólo algunos ejemplos de ingredientes obtenidos por procesos biotecnológicos. Todo ellos ampliamente utilizados en las rutinas de tratamiento facial y cuidado de la piel del rostro.

La importancia de los antioxidantes en el cuidado facial

Los antioxidantes son uno de los grupos de ingredientes naturales más apreciados en el cuidado cutáneo facial. Nos ayudan a proteger nuestra piel de los agentes agresores externos como la radiación solar o la polución ambiental. Además, en muchos casos actúan en reacciones bioquímicas de la piel favoreciendo la reparación de los tejidos o la creación de moléculas implicadas en la firmeza de la piel como el colágeno.

Este tipo de ingredientes, como vemos, ayudan a ralentizar el envejecimiento de la piel, pero también a mantenerla con un aspecto sano y en buenas condiciones para que pueda ejercer su función protectora como barrera cutánea. Todo ello de gran interés para el cuidado de la piel del rostro.

Algunos de estos antioxidantes son, por ejemplo, la vitamina C, la vitamina E o el resveratrol. La vitamina C y la vitamina E actúan de forma sinérgica para ejercer su acción antioxidante, por eso los verás mucho juntos en sérums o cremas para cuidado de la piel del rostro. Otros antioxidantes usados como ingredientes naturales son el extracto de té verde (rico en polifenoles), extractos de algas ricos en astaxantina o extractos de café o incluso la cafeína aislada. Todos ellos son ingredientes que seguro que puedes encontrar en productos cosméticos de tratamiento facial.

En conclusión, la ciencia respalda la eficacia de los ingredientes naturales en el cuidado facial debido a su composición y su capacidad para abordar las necesidades de cualquier rutina de cuidado de la piel del rostro. Al elegir productos que aprovechen los beneficios de la naturaleza, no solo mejoramos nuestra piel, sino también la conexión con el mundo que nos rodea.

Escrito por María José Gea, fundadora de Oriri.

Fotografías:
Vacio Estudio
Mel en Unsplash
Purvi shah en Unsplash


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